Historia


Desde muy lejanas épocas históricas, el hombre se planteó la recomposición de partes lesionadas cuando la zona afectada impedía la auto reparación espontánea.
 En ese sentido la idea de auto-trasplantar desde el mismo organismo un tejido a partir de un área dadora ya se ve en Gaspare Tagliacozzi (1545-1599) en Italia al reparar una lesión de nariz con un colgajo de piel de antebrazo, el cual independizó del area dadora varias semanas más tarde de la primera cirugía, con un asombroso sentido de anticipación científica moderna, también practico la cirugía del trasplante de tejidos entre individuos no emparentados (allo implantes), técnica que tiene sus primeras referencias con Sushruta 500 A.C. y de la cual afirmo que la “fuerza y el poder” del receptor impedía la viabilidad del implante, visión que se anticipó en 400 años al concepto biológico moderno de rechazo.

El término “trasplante” fue en realidad introducido al vocabulario médico por John Hunter al homologar la técnica al sucedáneo vegetal de los injertos. Trabajando en cirugía odonto maxilar implantó dientes como allo injertos en piezas dentarias perdidas denominando al implante “diente vástago” en una reiteración a la referencia vegetal.

Pero en realidad, la preocupación del hombre por “reparar” las partes lesionadas son tan antiguas como el hombre mismo, dado que hay evidencias de que ya en el neolítico se practicaban trepanaciones de cráneo y reconstrucción con placas de oro en los territorios sudamericanos del actual Perú. De manera que estas referencias aisladas de la historia nos ilustran del sentido trascendente que para el hombre tuvo —desde sus más tempranos inicios- el “sustituir” partes alteradas y que el concepto de “trasplante” es muy anterior al sentido técnico moderno y científico con que hoy lo conocemos.








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